Dejadme que os cuente una historia…
De todos es sabido que Twitter es un microblog. Allí también
nos podemos expresar, pero con la limitación de usar sólo 140 caracteres. Y es
por ello que la tarde de la Nochebuena tuve que recortar un tuit al que andaba
un tiempo dándole vueltas y que quería publicar especialmente esa tarde.
Llevaba muchos años odiando la Navidad. Pero odiándola con
tanta fuerza que llegaba a caer enfermo. Volcaba en ella mis tristezas, mis
enfados, la ausencia de la gente que he amado y que ya no está, los desplantes
de otra gente que también he amado y están en otros lugares… En Navidad vivía
los pensamientos negativos con más intensidad.
Este año todo había cambiado. Llevo mucho tiempo trabajando
en conocerme muy bien para poder ayudar a los demás como coach. En ese trabajo
personal de crecimiento descubrí (redescubrí) que ya no podré hacer nada por
los que ya no están y que, en algunos casos, el “hueco” que han dejado es tan
grande e importante que no podrá ser llenado por nada ni nadie. Pero es más
importante centrarse en los que sí que están. Como todo en la vida, todo
depende de cómo te lo cuentes. Los que están son los que son, y a ellos hay que
cuidar.
Teniendo esto presente y queriendo lanzar mi mensaje de Nochebuena, publiqué:
#nochebuena
Algunos vacíos nunca podrán ser rellenados pero hay muchos huecos aún llenos
que merece la pena cuidar (y lo acompañé de una foto mía con Panxo, en mi casa, felices, antes de
salir para encontrarnos con los demás para cenar) –podéis verlo en https://twitter.com/RaulPlaOrti/status/680068102437093376 -
Y ahí parecía
haber quedado la cosa. Es cierto que estoy más feliz que nunca, porque, tal y
como publico constantemente en mi web de Facebook ( www.facebook.com/CoachingRaulPla
), estoy convencido de que la felicidad se puede entrenar y yo procuro hacerlo.
¿Que qué es la felicidad? Eso ya daría para mucho, y seguro que tú, que me
lees, igual hasta no estabas de acuerdo conmigo. Cada uno tiene claro cómo es
su felicidad.
Como iba
diciendo: ahí parecía haber quedado la cosa. Espíritu navideño preparado (no
fingido) y a la calle. Pasé una tarde agradable en familia, en mi pueblo, en
Sueca, en su plaza (otro lugar que me hace feliz) y pude recordar momentos
navideños vividos recientemente (no volvía desde que dejé de ser Concejal). Me
sentí bien, y seguí siendo feliz.
Volvimos a casa,
a la cena de Nochebuena, ese momento duro otros años, que a duras penas podía
soportar, echando cuentas todo el rato de quién no está, la falta que me hacen…
y sin echar cuentas ni velar por los que sí que estaban, cada año. Y, ¡sorpresa!
Descubrí que aún se puede ser más feliz. Pero mucho, mucho, mucho más.
Y ahí cobró
sentido el tuit que no pude publicar, el que ninguno de vosotros pudo leer
porque 140 caracteres dan de si lo que dan de si. El tuit completo decía:
#nochebuena Los vacíos
nunca podrán ser rellenados pero hay muchos huecos aún ocupados que merece la
pena cuidar y también merece la pena soñar
por los que aún pueden ser llenados…
Y en ello estamos, soñando… Por fin voy a ser tío del hijo
de Marcos e Isabel. Antes de cenar la sorpresa saltó y nos lo contaron. Fue un momento
feliz. Ahora siento como que cierro un ciclo: mi hermano definitivamente crea
su familia y yo estoy muy orgulloso de él. Ha sido un camino difícil, pero
llevado dignamente. Yo ahora sólo puedo darles las gracias, a los dos, por
llenar un hueco más, por hacernos soñar… Hoy mismo se ha confirmado que va a
ser niña, ¿qué más puedo pedir? En Fallas, el día de la plantà planto yo mi
ilusión para el próximo año: salir en la Ofrenda, con Marta, mi
ahijada en brazos. Y ese día rozaré el cielo. Pero mientras cada día viviré lo
aprendido: vive el momento, el presente, hazte tu hueco, tu vida, la que tú
vives y nadie más. Cambia, se puede. Y con ello, todo lo demás cambia.
¿Veis? Es cierto: cuando uno cambia, todo lo demás cambia. Es cuestión
de creer en ello. No es aquello de “sólo creo lo que veo”, sino que hay que
darle la vuelta y “ver lo que queremos creer”.
Y esta es la historia que os quería contar, la historia
feliz del padrino más dichoso del mundo.
¡Gracias a la vida por el aprendizaje! (Dar gracias es otra
forma de entrenar la felicidad que os recomiendo de manera especial)
1 comentario:
Gracias Raúl.Pongo en práctica tu sabio consejo. Me encanta leerte.
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