Hoy ha sido un día de los que se vive con especial ilusión. Termina el trimestre. Los alumnos ya desde ayer estaban
muy excitados e ilusionados. Para ellos viene la Navidad y todo lo que esta
trae: vacaciones, regalos, estar más con los amigos, levantarse más tarde, no tener tantas tareas…
Es un día de despedidas, pero sabiendo
que son un “hasta luego”, que en muy poco tiempo nos volveremos a ver para
afrontar de nuevo el curso y retomar otra vez la rutina y ciertas obligaciones.
Mis alumnos han tenido el gusto de
hacerme regalos. Creo que ellos no son conscientes de que mi mayor regalo son ellos. Lo
son cada vez que me miran con satisfacción cuando alcanzan algún logro, lo son
cada vez que somos “cómplices” o “confidentes” de algunas de las cosas que a
ellos les agobian (inconscientes aún de que la vida va a ser mucho más
complicada de lo que les es ahora), lo son cada vez que me abrazan o me
muestran un gesto de cariño o agradecimiento sincero, lo son sólo por el hecho
de ser: son mis alumnos, por tanto mi razón de ser en mi trabajo, el que tanto
me llena.
Como os contaba, han tenido, a parte de
ser ellos, por si mismo, mi regalo, el gusto de traerme una caja navideña
llena de cosas buenísimas (turrones, embutidos, vino, cava…) La verdad es que
me ha hecho mucha ilusión. Pero también me han regalado un carro de juguete
cargado de una caja que ponía “paciencia”. Ha sido genial: ¡me han regalado un
carro de paciencia! Realmente ha sido un momento bonito, divertido, uno más de
los muchos vividos con ellos.
Pero yo también les tenía preparado,
desde temprano, un regalo para cada uno de ellos. He llevado una bonita caja
con un lazo a la clase, a las 8 de la mañana, y desde ese mismo momento les he
creado la intriga de que dentro había un regalo para ellos: ¡EL REGALO MÁS
BONITO QUE JAMÁS HABÍAN VISTO! Pero ese regalo no lo iban a ver hasta el final de la mañana. Se han portado como unos campeones y aún hemos
podido dar una clase de Biología y ¡¡¡otra de Matemáticas!!!
Llegado el momento, después de pasar por
la Capilla y tener nuestro momento de celebración en la que ellos han expuesto
sus propósitos y deseos, hemos vuelto a la clase. Han salido del aula y, uno a
uno, ha entrado a la clase, en silencio, a ver qué había dentro de la caja. Lo
han visto y han reaccionado de diversas maneras: la mayoría nerviosos, sin
saber qué decir, otros reían… Incluso ha habido quien se ha emocionado y ha
intentado disimular unas lagrimillas.
Han comprendido que sí, que efectivamente
dentro de la caja había lo más bello que podían esperar (habían especulado con
que fuera un perrito, un hámster, pizza, muñecos…) Les he explicado que lo de
la caja no tenía precio, que tenía mucho valor y que, como tal, tenía que ser
tratado. Estoy convencido de que lo han entendido, y de que han aprendido la
lección. Desde hoy van a cuidar un poco más de lo que había dentro: lo van a
respetar, a cultivar, a dejar que crezca con respeto, dejando que se relacione
bien con todos, permitiéndole ser tolerante, y, sobre todo, dándole el valor
que tiene y, por tanto, y como tal, amándolo. Realmente la mayoría me han dicho
que sí, ¡que era un buen regalo!
FELICES FIESTAS #QUERIDOSALUMNOS
FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS ALUMNOS QUE,
AUNQUE SEA UN POCO, QUIEREN Y RESPETAN A SUS PROFESORES Y LES REGALAN CADA DÍA
LO MEJOR DE SÍ MISMOS
FELIZ NAVIDAD A LAS FAMILIAS DE MIS
#QUERIDOSALUMNOS. DISFRUTAD JUNTOS EN ESTE TIEMPO DE VACACIONES. GRACIAS POR
DEJARME SER PARTE DEL REGALO QUE SON VUESTROS HIJOS
Y MUCHA FELICIDAD A TODOS LOS COMPAÑEROS
DE MI COLEGIO Y DE CUALQUIER COLEGIO DE CUALQUIER LUGAR, CONVENCIDO QUE DESDE
NUESTRA POSICIÓN SOMOS LOS SERES MÁS AFORTUNADOS DEL MUNDO, CON EL MEJOR
TRABAJO QUE EXISTE: CRECER Y APRENDER JUNTO A ELLOS, NUESTROS #QUERIDOSALUMNOS
NOTA: Dentro de la caja sólo había un
espejo. Al abrir la tapa lo que veían era su propia imagen reflejada… ¿Había
dentro, o no, un regalo bonito?
Raúl
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