jueves, 23 de octubre de 2008

SOR VISITACIÓN SOLER (SOR VISI)

TEXTO DE ACCIÓN DE GRACIAS

Misa Funeral Sor Visitación Soler


En este momento de la Eucaristía Sor Visi solía decirme, desde que era yo muy joven: “sal Raúl, sal ahí, diles algo, lo que el Espíritu te inspire” (era yo entonces su compañero de trabajo, antes fui su alumno, desde hace años su amigo).

Ahora es otro de esos momentos, y siento que me lo vuelve a decir, que debo dar gracias; sólo que ya no está físicamente aquí presente empujándome.

¡Qué grande era! ¡Qué alegría! ¡Qué ganas de vivir! Qué forma más digna de hacerlo y qué forma más digna de llevar la enfermedad.

No soy bueno en el uso de las palabras, al menos no tanto como ella cuando transmitía su fe, su amor por Dios. Para ella Dios todo lo merece, incluso a ella que ya está con Él. (Por ello, por no ser bueno con la palabras, excusad el desorden de ideas, son notas a “corre y vuela” tal y como ella decía).

Me enseñó y enseñó a cantar a muchas generaciones… Recuerdo que cantábamos aquella canción de el amor de Dios es tan maravilloso, y realmente así nos lo hacía sentir.

En los momentos duros, aquellos en los que te das cuenta de tanta pérdida, le comentaba a su gran amiga y compañera, a Sor Julia Lirios, que qué iba a hacer yo, que me sentía muy solo, desamparado… Me dijo algo que me hizo mucho bien y quiero compartirlo con vosotros: “tenemos que imaginarla cantando en el patio del Colegio”, el COLEGIO LA ENCARNACIÓN, ése que tanto quería de la SUECA a la que siempre llevó en el corazón y que nunca olvidará su labor. ¡Recordadla cantando, viviendo con inmensa alegría su fe!

Aprendimos en aquellos años también a cantar que Hija de la Caridad no es un nombre al azar, qué gran verdad. Gracias Visi por enseñarme, por enseñarnos qué es la CARIDAD, el amor al pobre, a aquel que nos necesita y que tan cerca está en tantas ocasiones. Gracias también por inculcarnos la SOLIDARIDAD, otra de tus grandes canciones.

A ti, Visi, debo el entender mi vida como servicio a los demás. Cuánto me has ayudado, siempre. Sin ir más lejos, recientemente en los momentos difíciles en los que tuve que decidir el dejar el Colegio por un tiempo, NUESTRO COLEGIO. Me dijiste que estuviera tranquilo, que allí donde iba también podía seguir con mi vocación de servicio, aquello que tanto luchabas por transmitir.

Pese a todo Visi, cuánto dolor… Tu familia, tu hermano, tu cuñada, tus sobrinos… Cuántas cosas me contabas de ellos. Ahora yo puedo decirles a ellos “¡QUÉ SUERTE HABÉIS TENIDO”!. Era, y es, vuestra; os deja un gran patrimonio humano: vividlo, HACED QUE SE CONOZCA!!!. Mientras la recordemos vivirá. Y, si me lo permitís, también era un poco nuestra. Y un poco mía, por eso me siento tan vacío, perdido, aunque en algunos momentos de serenidad siento que hemos sido muy afortunados de vivir con ella, de escucharla, de su alegría, de su cantar.

“¡Cantemos Sor!” le decíamos. “¡Cantemos Sor!” le estarán diciendo allí donde está, allí donde en su vida de entrega total y confianza ciega en Dios quería ir, allí donde se habrá reunido con su padre, un gran hombre, y su madre a la que tanto amó y por la que tanto sufrió al final por no poderla cuidar como hubiese querido puesto que estaba ya muy enferma y era ella la que necesitaba de cuidados.

Termino pues esta ACCIÓN DE GRACIAS diciendo GRACIAS VISI!!!
- por enseñarme a amar al pobre,
- por descubrirnos la alegría de ser cristiano,
- por mostrarme que la Iglesia no es tan oscura y cerrada como puede parecerlo en según qué círculos me muevo,
- por enseñarme a orar,
- y por enseñarme a tener vocación a María, la Virgen Milagrosa, a la cual rezo todos los días.

¡GRACIAS POR DARNOS, POR DARME TANTA PAZ!

Por último, y ya que os tengo a tantas delante en este momento de oración, quiero también dar gracias a Dios por vosotras, las HIJAS DE LA CARIDAD. Sois grandes, hermosas de corazón, entrañables… Gracias por todo lo que dais.

Y gracias Visi, estoy convencido de que si la santidad existe, TÚ ERES SANTA. Donde quiera Dios que estés míranos, sigue inspirando nuestras vidas, cuida de nosotros, no nos olvides, nosotros no vamos a poder hacerlo.

Como siempre te decía: un besset molt gran! Te quiero mucho. Siempre tuyo, Raúl.

Zaragoza, 22 de octubre, 2008

Raúl Plá Ortí
Colegio La Encarnación (Sueca-Valencia)